Más allá del culto, la fe y la devoción
No quedaron dudas en la noche del viernes de que la
mejor banda tecno del mundo pasó por Buenos Aires. Los
Depeche Mode brindaron un concierto sumido en la
devoción por mostrar un sonido impecable a través de sus
sintetizadores y teclados, y poniendo a desnudo no sólo
el torso de su vocalista, sino a una música que mantiene
una distancia prudente con la comercialización.
Esto no condice con el éxito que la banda está teniendo
por todo el mundo, aunque no se reflejó en un estadio
completo por estas latitudes. Es más, la cifra brindada
por los organizadores (17 mil espectadores) no parecía
reflejarse en la realidad. Pero más allá de los números
quedó bien sentado el prestigio de esta banda, llamada
por muchos de culto, en donde las profundas voces de
Dave Gahan y Martin Gore son fundamental sustento.
El grupo asomó sobre el escenario de Vélez apenas
pasadas las diez de la noche, y el público asumió el
concierto como una gran fiesta de baile mientras que
duró. Adolescentes en casi su totalidad, los jóvenes
mostraron sin reparos su adoración hacia los Depeche
Mode. Desde arriba se iba desgranando Songs of faith and
devotion, el último disco de la banda, y media hora
después del comienzo se mostró que el fondo del
escenario era una gran pantalla, que con los primeros
sones de Walking in my shoes, envió al público
gigantescas imágenes de extrañas figuras humanas con
cabezas de pájaros o insectos.
Desde entonces, y hasta el final, distintas secuencias
filmadas acompañaron las canciones que los jóvenes con
religiosidad seguían desde el campo. Intercalando sus
voces, Gahan y Gore aportaron temas de trabajos
anteriores, como Stripped, del promocionado video 101, o
Personal Jesús y Enjoy silence, del anterior Violator.
Alan Wilder desde el teclado, sumado a Gore que se
repartía entre el sintetizador y la guitarra, más el
trabajo de Daryl Bamonte (que está reemplazando a Andy
Fletcher durante esta gira) en el otro teclado, y Dave
Gahan con su voz, fueron la respuesta en vivo a muchas
incógnitas. La principal de ellas es que la música tecno
puede salir del disco y su frialdad, para aportar sangre
y calidad en un espectáculo.
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