Viento En Pop
Dos días,
cuatro escenarios, decenas de artistas, centenas de
canciones, miles de personas y un festival que ya es un
clásico: el Perfonal Fest. No pare, sigue y sigue...
Martin Gore toca la guitarra, sólito, como si quisiera
que el espíritu de Johnny Cash (que dejó grabada una
versión inolvidable de la canción) se apoderara de Dave
Gahan para hacer "Personal Jesús". Pero cuando llega el
primer estribillo, ese sonido de agujero negro -como si
el audio se tragara a sí mismo en un segundo- anuncia
desde los teclados de Andy Fletcher que, sí, esta es la
banda que supo conjugar como ninguna el synth pop con el
rock de guitarras. La canción explota casi
orgásmicamente. Uno de tantos picos de placer en el
concierto con el que Depeche Mode regresó a Buenos Aires
quince años después de su debut. Pero ya no queda tiempo
para más: pasaron dos horas desde que Gore entró con su
traje de lentejuelas plateadas, Gahan con su saquito
-que le duró tres temas- y Fletcher, como siempre, con
su campera deportiva y sus anteojos de oficinista. Las
canciones nuevas (como la magnífica "Wrong") encajaron
perfecto con las clásicas, aunque fue lógico que éstas
levantaran a la multitud: "Enjoy the Silence", "I Feel
You", "Question of Time" (con el cantante convertido en
un trompo alocado), "Policy of Truth"...
La puesta fue austera, pero la pantalla que cubría todo
el fondo del escenario del Personal Fest fue aprovechada
con ingenio y buen gusto para complementar lo que los
cinco músicos (trajeron un tecladista más y un batero...
¡con doble bombo!) ofrecían con sus performances. Gore,
que cantó tres temas, fue objeto de miles de aplausos
porque los depecheros saben que de su cerebro y su
corazón salieron esas canciones en las que conviven la
búsqueda espiritual, la imaginería sadomasoquista, los
cuestionamientos morales y amorosos, y una música que
revolucionó más de un criterio sobre lo que está bien o
mal hacer con un sintetizador. Pero Gahan, con su voz
algo averiada y todo, es el encantador de serpientes, el
que puede poner a 40 mil tipos a mover los brazos al
unísono sin pronunciar palabra, y el que usa su garganta
para ponerle alma y carne a las creaciones de Gore. Algo
así como la síntesis perfecta*
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