Transcripción |
Depeche Mode: ¿le
hubiera gustado a Pappo?
Es su álbum número 13. Género: Blues
electrónico. Está entre lo mejor de este
trío techno pop inglés, que aún llena
estadios.
La leyenda es más que conocida. En la
intersección de las autopistas 61 y 49 en
Clarksdale, Mississippi, en los ’30 Robert
Johnson le vendió el alma al Diablo a cambio
de que le diera un infinito talento musical
para el blues. Tras crear un repertorio que
hasta el día de hoy se toca, cometió un
error: seducir a la esposa del dueño de un
bar donde se presentaba en Carolina del Sur.
El hombre no aguantó la humillación y le
sirvió a Johnson un whisky con veneno.
Johnson murió a los 27 años: también fue
pionero para eso. Los Depeche Mode conocen
bien ese mito y decidieron ejecutarlo, sólo
que cambiaron la ubicación del encuentro con
Lucifer, que se llevó a cabo en la rotonda
de una moderna autopista alemana con los
músicos a bordo de un bólido estadounidense
de última generación. Y el resultado fue
Delta Machine: el mejor disco de la banda
inglesa desde Ultra (1997) y un prodigio de
blues electrónico, alejado del Moby de Play
y su pastiche caprichoso de samplers
bluseros y góspel que tan mal envejecieron.
Títulos como Songs of Faith and Devotion
(1993) y Playing The Angel (2005); letras de
temas como Personal Jesus, Blasphemous
Rumours, Strangelove, o Judas: la cuestión
devota siempre fue un elemento fundamental
en la obra de Martin Gore, principal
compositor.
Delta Machine actúa en ese aspecto como un
resumen de lo publicado, desde el single
Heaven, pasando por Angel y la mención al
Espíritu Santo en Alone, pero sin caer en un
ejercicio cómodo. Lo que se acentúa en esta
oportunidad es el argumento religioso desde
lo musical. Y qué mejor que el blues
(electrónico) para esa legitimación.
Slow troca las guitarras por texturas de
sintetizadores, Secret To The End pasteuriza
el New York City Blues del que hablaba Alan
Vega de Suicide hasta volverlo Apto Para
Todo Rockero y Goodbye es un cierre de álbum
acorde a este clima, que también puede
recordar a I Feel You. Pero hay más: Soft
Touch / Raw Nerve homenajea al sonido
martilleante del piano que aporreaba John
Cale en Waiting For The Man (Velvet
Underground), The Child Inside es una balada
ideal para que los celulares iluminen
estadios, y Broken guarda cierta semejanza
con su clásico Enjoy The Silence.
La garganta de Dave Gahan, curtida con los
años y los excesos, le calza de maravillas a
este registro pergeñado por su camarada Gore.
Pensando en Gahan como el crooner de la
Generación Techno Pop Británica de los ‘80
se disfrutan mejor sus dramáticas
inflexiones vocales. El verso “No podría
decir si ustedes fueron maldecidos o
bendecidos” en Alone actúa como síntesis
perfecta del espíritu del CD: una comunión
perfecta entre letra, música y voz.
Durante casi una hora, en Delta Machine
Depeche le ofrece al oyente un viaje
cinematográfico. Más allá del single Heaven,
no hay tonadas con estribillos memorables,
pero sí un disco memorable en su totalidad y
para ser escuchado entero y no de forma
fragmentada. “Bienvenidos a mi mundo”, dicen
Gore y Gahan en su primera canción. Quienes
entren serán atrapados y no podrán escapar.
|
|